Dime qué posteas y te diré cómo eres

¿Qué cuenta cada uno en Facebook? A veces me parece difícil seleccionar qué y cuándo contar algo a través de una red social. Cada vez que voy a hacer un post hago un repaso mental de mis grupos de amigos (o círculos, en Google+) e intento ponerme en su piel en el momento en el que vean mi comentario. ¿Qué pensarán? ¿Cómo valorarán mi opinión?

Si, lo siento: yo pienso en el qué dirán. Me gustaría poder decir que me da igual lo que opine la gente, pero no.

Todo esto viene a cuento de que tengo un amigo en Facebook (es un amigo-conocido, porque no tengo contacto con él en la vida real desde hace más de 20 años) que únicamente realiza posts cuando pueden incitar la envidia de todos los demás. Y de hecho, la incita, y mucho.

Que se está tomando un cóctel en el local de moda: foto en Facebook. Que se hace un viaje a Estados Unidos por todo lo alto: álbum completo. Que se va de cena, una nota con el menú. Y lo más gracioso es que cuando no hace nada de esto, no publica nada. Es capaz de estar tres meses con el muro paralizado, y al cuarto, incluir tres fotos diarias de un estupendo viaje por Bangkok.

Realmente, como él hay muchos, por eso quizá sería bueno realizar algún estudio de personalidad del tipo "Dime qué pones en Facebook y te diré cómo eres" (estoy seguro de que ya existe).

Y si, lo reconozco, soy un envidioso.

Echaba en falta algo así

Hoy he descubierto 24symbols, la plataforma que han decidido llamar "el spotify de los libros". Se trata de una web que pretende fomentar la lectura de e-books mediante streaming, es decir, sin necesidad de descargarnos el libro y, por tanto, sin pagar.
Sinceramente, llevo mucho tiempo esperando algo así. En realidad, la historia del libro electrónico podría empezar realmente a despegar a partir de esto. Como usuario de iPad que soy, llevo tiempo intentando ponerme a leer algo en condiciones a través de él, pero ni en la aplicación iBooks, ni en Kindle, ni en ningún otro sitio soy capaz de encontrar un buen libro en castellano ni pagando ni de ninguna otra forma. Ahora también está la moda de que te saquen una aplicación del libro, como ha pasado con "La caída de los gigantes" o "Ha llegado la hora de montar tu empresa". En el caso del primero, sinceramente, pagar por un libro electrónico lo mismo que por un libro impreso, no me parece de recibo, teniendo en cuenta que los costes de impresión son nulos. En el segundo, la aplicación es tan súmamente mala que el libro pierde toda su gracia.
Ahora estoy probando la aplicación de la Fnac y, sinceramente, estoy planteándome muy en serio darme de baja del Círculo de Lectores.
Bueno, que me desvío del tema: muy recomendable 24symbols. Libros en castellano, gratis y sin descargar nada. Ahora sólo falta que amplíen un poco (o más bien bastante) el catálogo y que lleguen el día 30 de junio las prometidas aplicaciones para iPad y Android. No dejéis de visitar la página. Os va a gustar.

Recientemente leí varios artículos en los que se hablaba sobre Quora. Para el que no la conozca, se trata de una red social consistente en preguntas y respuestas. Cuando tu te das de alta propones unos temas en los que eres experto y a partir de ahí iran llegando a tu timeline distintas preguntas, a las que tu tienes la posibilidad de contestar y discutir contestaciones de otras personas.
La mayoría de posts que leí sobre el tema era gente que decía que se trataba de la red que iba a petar en el futuro. Algunos se atrevían a definirla como el "nuevo Facebook o el nuevo Twitter".

Mi primera experiencia con Quora ha sido contestar una pregunta sobre cómo meter contenidos desde un ordenador a un iPad. He propuesto una solución y prácticamente al momento en que yo le daba al botón "enviar", llegaba una contestación de otra persona que tiraba por tierra la mía, con lo cual, mi primera experiencia en el "futuro de las redes sociales" ha sido nefasta. Un KO en toda regla.
¿Quién decide, entonces, cual va a ser el próximo boom en redes sociales? Tras mi primera incursión en Quora, llevo más de un mes sin logearme de nuevo. De hecho, no he vuelto a leer ningún artículo más sobre la red social. ¿Fue una moda? ¿Algo pasajero? ¿O realmente nos estamos perdiendo algo?

No voy a hablar de iPad 2...

... Pero si lo haré de su nueva funda.
Hace un año ya que me compré la primera versión de la tableta de Apple. Desde entonces he estado buscando una funda para él que se adaptara a mis necesidades y gustos. Me hice con la oficial, pero aún así, no termina de enamorarme, tapa demasiado un gadget tan bonito como este.
Y de nuevo, la magia de Jobs vuelve a conseguirlo. Cuando todos los fabricantes de accesorios están como locos fabricando fundas, va él y se inventa una tapa que deja a la vista la maravillosa trasera plateada del iPad y encima, es útil para colocarlo en distintas posiciones y desbloquea el aparato nada más abrirlo. Y de nuevo logra lo inevitable: todo el mundo la quiere.
En cuanto al iPad 2, solo diré una cosa: me esperaba mucho más de él... pero aun así, lo quiero.

Facebook te desea feliz cumpleaños

Recientemente un amigo realizó un experimento social: próxima a acercarse la fecha de su cumpleaños, se introdujo en su cuenta de Facebook y modificó ésta, retrasándola un día. Bueno, en realidad él no lo hizo como experimento social, sino para tocar los mismísimos, pero me pareció que tenía mucha gracia.
¿Qué ocurrió? La mayor parte de sus amigos le felicitaron un día tarde. A lo que él contestaba "gracias, pero realmente mi cumpleaños fue ayer". Esta tontería, que en realidad sólo desembocó en que esta persona perdiera al 30% de sus amigos (el 70% restante le perdonamos porque ya sabemos que es así) dice mucho del poder de la red social.
Lo que demuestra claramente esto es que los hábitos han cambiado. Si tu agenda de cumpleaños ha pasado de ser lo que tu escribes en un dietario a ser lo que te dice Facebook significa que ya eres 3.0. Sin embargo, no hay que olvidar una cosa: Facebook, o en este caso, tus amigos, también se confunden o te traicionan.

WhatsApp, men? (Qué hay de nuevo, viejo?)

Está claro. La tecnología es igual que la moda: cíclica. Resulta que ahora nadie es capaz de vivir sin WhatsApp. Prácticamente, la primera aplicación que la gente se instala cuando se hace con un smartphone es el famoso cliente de mensajería. Nokia ha basado su última campaña de publicidad en que la aplicación ya está disponible en su OVI Tienda. Pero, realmente, ¿qué tiene esto de nuevo?

El MSN, el Yahoo messenger o el Skype  llevan funcionando toda la vida. Sin embargo, el que se ha llevado el gato al agua en los móviles ha sido WhatsApp. ¿La razón? Nadie la sabe muy bien. Parece ser que el origen principal ha sido el boca a boca, pero no alcanzo a entender por qué eso no ha pasado con el resto de aplicaciones. Supongo que se tratará de una moda, pero está claro que, hoy en día, si no tienes instalado el famoso iconito verde, eres,  como dice un amigo mío, un "obsoleto". Así que, señores de Samsung... ¡Desarrollen WhatsApp para Bada, por favor!

Esperanza Aguirre y las nuevas tecnologías

Leo en la prensa la triste noticia sobre Esperanza Aguirre, a quien deseo una pronta recuperación, y me viene a la cabeza la anécdota que alguien me contaba no hace mucho tiempo:

En una inauguración de esas que la señora Aguirre acostumbra a hacer un día sí y otro también, la presidenta de la Comunidad de Madrid se presentó con un flamante iPad bajo el brazo. No es algo que extrañe, ya que cada vez se puede ver a más miembros del Partido Popular con el preciado gadget en las manos (Mariano Rajoy es otro que acostumbra a aparecer con él en los medios de comunciación). El caso es que, al llegar al atril, doña Esperanza abrió la funda oficial de Apple y, como por arte de magia aparecieron una serie de hojas de papel, donde tenía escrito su discurso. Conclusión: el iPad es una preciosa carpeta para llevar papeles dentro de él. ¿Para qué utilizará entonces la tableta la presidenta? ¿Como espejo?

Esto sigue demostrando que la tecnología, más que nunca, nos facilita la vida, pero que mucha gente sigue prefiriendo utilizarla por orden y mandato de sus asesores de imagen para conseguir un puñado de votos.